Tuesday, May 24, 2011
CREAR MUNDOS: LA FOTOGRAFÍA DE MARCELA BOLIVAR
Mercury and Ashes II - 2010
Todas las creaciones humanas son sólo formas de entretenimiento. Algunas, ubicadas en niveles de sofisticación diferentes, pero capas, una sobre otra, Layers, finalmente. La fotografía es un buen ejemplo. Desde que se inventó ha funcionado como montaje de imagen sobre superficie, es por sí misma un fotomontaje. Tal vez el primero en combinar negativos fue John Rejlander –Cabeza de San Juan Bautista en una bandeja – 1858. Poco después su discípulo, Henry Peach Robinson desarrollaría la técnica llegando a utilizar hasta nueve negativos para producir Otoño en 1863. En su tienda profesional, en enero de 1857, se podía leer un aviso que indicaba: “el tintado de la manos y la cara, duplica el costo del retrato... para los vestidos de las señoras son más adecuados sedas y rasos, terciopelo negro es un tanto desagradable. Blanco y celeste se debe evitar si es posible."
La foto era modificada de acuerdo a lo que se consideraba apropiado para la época. Pero lo que es ‘adecuado’, tiene ahora otro significado en un mundo virtual: no existen parámetros definidos para acogerse a ninguna comunidad, cada uno escoge en qué tiempo y en qué lugar quiere vivir. No existen diferencias sustanciales entre todos, solamente del decorado, así que Marcela Bolivar escoge pertenecer a un mundo que mezcla objetos que son parcialmente revelados, estados de ánimo que nacen de la música Doom y Black que escucha.
La oscuridad musical contemporánea se la inventaron los de Black Sabbath, que siempre se sentaban frente al teatro y un día se les ocurrió la idea de hacer música que fuera como las películas de miedo, desde allí una lista interminable de bandas, cada vez más rápidas, más guturales, más inteligibles, menos del entendimiento y más de la reacción. Lo que escapa a nuestra comprensión ha producido las mitologías y las leyendas, a este mundo pertenecen los estados de ánimo y los sueños. Nacieron los dioses y la incesante pregunta sobre ¿Cómo soportaríamos no ser dioses? Se sucedieron todos los inventos humanos, y ya somos dioses con muletas. Y que bueno que nuestros dioses tengan acceso al fotomontaje, para poder ver, de vez en cuando, una obra artesanal bien elaborada.
La oscuridad musical contemporánea se la inventaron los de Black Sabbath, que siempre se sentaban frente al teatro y un día se les ocurrió la idea de hacer música que fuera como las películas de miedo, desde allí una lista interminable de bandas, cada vez más rápidas, más guturales, más inteligibles, menos del entendimiento y más de la reacción. Lo que escapa a nuestra comprensión ha producido las mitologías y las leyendas, a este mundo pertenecen los estados de ánimo y los sueños. Nacieron los dioses y la incesante pregunta sobre ¿Cómo soportaríamos no ser dioses? Se sucedieron todos los inventos humanos, y ya somos dioses con muletas. Y que bueno que nuestros dioses tengan acceso al fotomontaje, para poder ver, de vez en cuando, una obra artesanal bien elaborada.
Miles de gentes viven cazando y recolectando datos de la web-telaraña- del mundo virtual como repitiendo unos constantes ritos de iniciación. Todas las sugerencias de los amigos funcionan como manuales de exploración, como una imposición disfrazada, como hipervínculos que lo llevan al origen de todas las cosas que son un invento de cualquiera o que son fragmentos parciales de la historia tergiversada por todas las manos, por las miles de experiencias de los cuasi-lenguados. Consecuentemente, en medio de este cruce de mitos y leyendas está bien que existan oráculos:
Pitonisas y diosas para poder controlar todos los elementos. Que se incorporen máscaras épicas, que se investiguen los insectos de todos los museos naturales del mundo, privilégiese los animales que roen la carne en descomposición como una consciencia de la transitoriedad de nuestra forma. Que se estudie la distribución del polvo y del fuego y de todos los elementos esenciales, que se seleccionen las ramas con las formas más rizo-maticas y que se exorcicen los cuerpos en las posiciones más sublimes para que no quede duda de que no pertenecen a esta tierra ni a este tiempo. Muéstrese piel, como en el gesto de poder hacerlo dignamente (recuerden amar a los cuerpos y lo perecedero como dijo Nietzsche), sean los semi-desnudos. Exhíbase la piel cubierta parcialmente. Motívese el subconsciente del espectador hacia la modelo de turno, y que ojalá sea la misma artista para que se puedan perder las gentes al menos por un impulso instintivo en la contemplación de una mujer bonita, fotografiada, editada y públicamente expuesta.
Finalmente, como el arte, y toda creación humana, es un juego de aceptación, utilícese la herramienta del Photoshop que se llama varita mágica para seleccionar, con el gradiente adecuado, la silueta de los objetos, compóngase bien y después unifórmense los colores, para que la iluminación nos transporte al mundo que inventamos, porque, por el instante que dura la creación y la contemplación, ese es nuestro mundo. La palabra persona significa máscara.
Luis Alberto Mejia Clavijo
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